Qué irónico. Unas veces ganas más cuando pierdes que cuando realmente crees que has ganado.
Y esas palabras tuyas aun provocan un cosquilleo en mi estómago.
Que cuando cierro los ojos, todavía puedo notarte junto a mí.
Y cuando llega la noche, tu figura sigue en mi cama.
Brindemos por que el destino se equivoca, las personas mienten, y tus labios han perdido ya mi sabor.
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