lunes, 28 de enero de 2013

Siempre habrá algo que nos pierda.

Era un viernes lluvioso, pasó mucho tiempo hasta que comprendí porqué me gustan los vienres así; recuerdo que el primer día en que nos encontramos, fue un viernes lluvioso.
Esta vez llegaste sin que lo esperara y sin darme tiempo a reaccionar, pero ahí estabas, después de tanto tiempo, podía volver a reflejarme en tus ojos.
El cielo estaba nublado y pronto llovería, pero por ahora ni una lágrima tocaba mi piel.
Reíamos juntos y recordabamos momentos de una época mejor, esperando a que llegara ese momento, aun sabiendo que ese momento llegaría cuando dejaramos de esperarlo.
Cuando quise darme cuenta, tus labios habían rozado los míos y, de repente, empezó a llover. Juraría que aquella lluvia se llevo consigo todo el dolor.
En una tarde, lograste reconstruír todo aquello que creía destrozado desde hacía mas de medio año.
Mientras jugueteaba con el temblar de tus manos, note tu mirada posada sobre mi.
- Qué? -susurré.
- Ojalá pudiera paralizar el mundo, y quedarme aquí para siempre.
''Para siempre''... casi había olvidado como sonaban esas palabras cuando venían de tus labios, me gustaría decirte que si todo desapareciera, y tu te quedaras, el mundo seguiría existiendo para mi, pero sin embargo, tu te fueras, y todo quedara, mi vida dejaría de tener sentido. En vez de eso, sonrío y te doy un beso en la mejilla.
(...)
La tarde terminó, y yo me aferré al beso de despedida, sabiendo que probablemente sería el último, y esta vez, poder recordarlo. Es triste no saber cual será el ultimo beso, pero es más triste aún saberlo.
En ese momento, dejó de llover en el cielo, y comenzó en mis ojos.
''Quizá no te interese, pero a mi, sí me importas''

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