lunes, 4 de marzo de 2013

El reloj no aprieta tanto si no dependes de nadie.

Era una soledad fría, pero que te hace arder por dentro, como el hielo cuando quema. La soledad de las noches sin luna. Porque existe otro tipo de soledad, uno mejor, necesario para encontrarnos a nosotros mismos, pienso que hay soledades buenas, que te permiten conocerte. Pero esta no, esta era distinta. arrancaba las palabras que se quedaban atascadas en la garganta y se las guardaba para que nunca pudieran salir. Es la soledad que se siente al mirarse en un espejo después de haberte reflejado únicamente en sus ojos. La soledad que sientes cuando te das cuenta de qué solo cuando esa persona te falta, es cuando adviertes lo mucho que la necesitas. La soledad que emerge al saber que las agujas del reloj no paran, ni retroceden y por supuesto no avanzan al ritmo que nos gustaría. La soledad que nos pesa, cuando nos falta algo... O alguien. Cuando nos damos cuenta de que por mucho que lo intentemos, solo una persona va a conseguir hacernos brillar en la oscuridad, aunque otras personas reflejen un poco de luz.
"Creí caminar a tu lado, lo cierto es que estaba ciega"

No hay comentarios:

Publicar un comentario